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La Apuesta

La camiseta nueva

La camiseta nueva

Estamos a la mitad del segundo fin de semana S.S. (sin sexo).  El viernes, Jose "tuvo" que hacer unas prácticas en casa de Ana. Se conocen desde pequeños, así que puedo adivinar la bonita estampa de reencuentro con su familia.

-¡Jose!-diría su padre- ¡cuanto tiempo hace que no te vemos por aquí!

-Yo sé muy bien a qué se debe tu ausencia -añadiría su madre-, me han comentado que tienes una amiga especial.

¿Amiga especial? ¿Cómo que amiga especial? Soy LA amiga, su novia, la chica a la que vuestra querida hijita martiriza con ser tan tremendamente amable y antenta con Jose.

Después de estas palabras, Ana y su madre pondrían la mesa mientras Jose y el padre de mi amiga del alma continuan charlando.

-Dime, Jose. ¿Qué tal le va a tu padre? La última vez que lo vi, andaba tras un negocio interesante.

-¿El tema de la consulta médica virtual? -contestaría Jose-, al final salió adelante.

-El ingenioso Jose -padre-... siempre innovando. Aun  recuerdo nuestros años de universidad, un alumno realmente brillante.

No me consta que los padres de Jose y de Ana se conozcan, ni siquiera que fueran compañeros de carrera, pero teniendo en cuenta los años que se conocen estos dos, dudo que la escena que se montó en mi cabeza distara mucho de la real. Lo cierto es que Jose me llamó, cansado, al final de la tarde. No tenía mucho tiempo para que nos viéramos, le habían agotado mucho las "prácticas" con Ana.

-De acuerdo -me resigné-, pero solo dime una cosa: ¿qué ropa has llevado puesta hoy?

-Pues la camiseta nueva y...

-¿¿La camiseta nueva?? -interrumpí- ¿Te has puesto la camiseta nueva para ir a verla? ¡Te dije claramente que esa camiseta te marca de forma exagerada los avances del gimnasio! Es más, refleja cada uno de los minutos que te has pasado haciendo máquinas, no me digas que no.

-Hombre-me contestó Jose, empezando a tener miedo de mi reacción-, sí que me viene un poco más entallada que las camisetas que acostumbro a llevar, pero no veo el problema...

-¡Claro! ¡Porque no crees que lo haya!

-Pues ya que no lo veo, explícame tú dónde está exactamente.

-Está en que ella verá lo fuerte que se te han puesto los brazos; su madre se sentirá orgullosa de que su hija tenga un amigo tan inteligente y, al mismo tiempo, tan atractivo; su padre recordará las veces en que tu padre le salvó el pellejo dejándole los apuntes una semana antes del examen; es más, seguro que el tío de Ana accedió a su magnífico trabajo gracias al enchufe de tu abuelo.

-Y esa ilusa historia, ¿que tendría que ver con la camiseta nueva? -me preguntó, más cansado que enfadado.

-Por favor, vaya pregunta más tonta. El traje del bautismo del tío y el del padre de Ana fueron beige, al igual que el color de la dichosa camiseta. Lo peor es que el mismo vestidito se lo bordó la costurera que le había hecho el traje de novia a tu madre. Está claro, estáis destinados a casaros juntos y tener tres hijos: Ana, Jose y Lucía. A la pequeña le pondríais ese nombre precisamente para tocarme las narices.

-Nena -me intentó explicar mi novio, con un tono que denotaba cierta diversión-, ¿te das cuenta de la paranoia que te has montado porque fuera a pasar una tarde horrible frente al ordenador con Ana, cuando lo que querría es estar rompiendo nuestra apuesta? 

Empecé a darme cuenta de mi actitud infantil conforme las ganas de que me tragara la tierra se iban haciendo más intensas.  Le pregunté que si de verdad le gustaría que se hubiera acabado ya la apuesta.

-Así mataría dos pájaros de un tiro-contestó-: te obligaba a dejar de criticar a Ana y te demostraba todas las nuevas ideas que se me han ido ocurriendo en estas dos semanas.

Decidí no preguntar. No creo que esté preparada todavía para perder esa apuesta. O, mejor dicho, que esté preparada para cumplir mi palabra en el caso de perderla.

3 comentarios

CHEWIE -

EN ESTOS CASOS TIENES QUE DEJAR LOS CELOS DE LADO, TE VAN A HACER ROMPER LA APUESTA! Y A NADIE LE GUSTA PERDER EN NADA...SERA ASI?

MaRioSe -

¡Ay nenita qué mala idea me está pareciendo la apuesta!
... y él toda la tarde con su amiga del alma y cuando te llama dejas reflejado tu desconfianza, tus celos... Ummmm malo, malo....
Ya lleváis ¿cuánto, un mes, más? porque cuando hicistéis la apuesta estábais sin hacerlo dos semanas... llámalo, como dice Monocamy... renegocia... estás perdiendo más que una simple apuesta.
La susodicha es su amiga... siempre hay al menos una así... pero está contigo, por algo será.
Un beso.
(Fuera celos)

monocamy -

Hola, Lucía :)

Qué curiosa apuesta has hecho, en la que, por cierto, las estadísticas estarían a tu favor.

Sin embargo, mi impresión es que perderás, ultimadamente, ocurra lo que ocurra. Me explico: si pierdes, tienes que hacerte amiga de Ana... pero si ganas, él tiene que ir a buscarte durante un mes.. ¡y Ana seguirá existiendo! ¿Y después, qué? ¿Fin de la incertidumbre?

Lo lógico y proporcional sería que si pierdes, te hagas amiga. Y si ganas, ¡que él deje de verla! ¿no? Digo, juraría que acabarás perdiendo igual, gane quien gane.

Yo renegociaría, desde luego.

Un besito ;)